Integrante de la LIGA FEDERAL NACIONAL
“El sentimiento nacional que tenemos todos los
argentinos,
nace en la espada de San Martín se agita en el poncho
de Rosas y se ejecuta con la doctrina de Perón”. J.I.
Rucci
“Las batallas las pierden los dirigentes, las
guerras los pueblos.
El
electorado se negó a perder la guerra”.
Tragedia
anunciada, el sistema ferroviario una vergüenza.
Un pueblo demasiado sumiso, un
sistema desfinanciado y corrompido, jueces y camaristas que desprocesan a los
corrompidores y a los corrompidos, y en el medio de todo esto un Estado
ausente, funcionarios ineptos y corruptos que miran poniendo cara de “yo no fui” y le echan la culpa al
factor humano o a los propios usuarios. Toda una verdadera vergüenza nacional.
Un secretario de transportes que le echa la culpa a
los pasajeros o a la mala suerte pues si hubiere ocurrido un día antes el saldo
hubiere sido menor, un ministro que se conduele con los deudos y los heridos y
una presidente que recién pasadas casi ocho horas de la tragedia declara duelo
nacional y suspende el “Carnaval Federal
Latinoamericano y Popular”, todo una verdadera payasada si no fuere
realmente un echo absolutamente trágico, y digo echo y no fenómeno, pues esto
era una tragedia preanunciada con absoluta claridad desde hace ya mas de quince
años como mínimo y el Estado se mantuvo permanentemente al margen.
Desde las mismas privatizaciones ferroviarias los
concesionarios ganadores incumplieron permanentemente con los contratos de
concesión, en lo atinente a inversiones, modernización y mantenimiento del
sistema; y estos incumplimientos fueron tales por los permanentes actos de
corrupción generalizada entre empresarios corrompedores y funcionarios
corrompidos. Desde el menemato a la fecha, el sistema ferroviario fue
degradándose a pasos agigantados mientras las empresas concesionarias solo se
interesaron en lucrar de la manera mas artera y vil que jamás se haya visto.
Las enunciaciones de Schiavi, De Vido y la propia CFK
denuncian una endebles que nos asombra, en 14 meses “ella” lleva acumulados 70
muertos y mas de 1000 heridos por accidentes ferroviarios, todo un verdadero
record que debería declamar así como declama otros importantísimos logros de su
gestión y la de su extinto marido, pero no creemos que lo haga, porque ella “sabe muy bien que declamar y que ocultar”,
y esta desgracia anunciada viene sobrecargada de corrupción desde Jaime y el
propio Cirigliano, que no nos olvidemos es el valijero de Néstor y Cristina
desde hace ya 9 años, siendo por este motivo un beneficiado directo de la
justicia kirchnerista de los jueces Oyarbide, Ballesteros, Freiler y Farah.
Pareciera que el kirchnerismo tardío o cristinismo “genera permanentemente hechos o noticias
que tapan las atrocidades que diariamente provocan”, y así como a la
sanción de la Ley Antiterrorista le salio el apaleamiento de los originarios
Quom, y a esto el de las mineras a cielo
abierto, y el boudougate que eclipso el korralito cambiario, ahora cuando no
nos terminábamos de acostumbrar al “ajustazo”
y al techo salarial se nos despachan con esta tremenda tragedia de 50 muertos y
676 heridos que los funcionarios intentaran tapar con un enfrentamiento con las
petroleras –ya lo reinicio Baratta, el segundo de De Vido-, todo ello enmarcado
en el sainete tragicómico de una presidente que llena de Casa Rosada con
funcionarios, alcahuetes aplaudidores e incautos opositores que se prestan para
poner en escena la payasada de un “supuesto
anuncio que no fue” y de una presentación vergonzosa del payasesco
canciller Timmerman ante las Naciones Unidas.
El pueblo –ese al que Schiavi acusa de ser parte de la
tragedia por su ubicación en un medio donde se viaja peor que ganado camino al
matadero- no tiene ni culpa ni participación ni en las privatizaciones de los
90 que el matrimonio avalo y voto (además de aplaudir alegremente y designar a
Menem como “el mejor presidente de la
historia argentina” (Néstor dixit), ni en las corruptelas implícitas en los
subsidios a las concesionarias ferroviarias durante estos 9 años y que llevan
acumulados mas de US$ 2 mil millones, cifras nunca bien explicadas por los
funcionarios kirchneristas, pero que dieron pie a los juicios sobre el ex
Secretario Ricardo Jaime a quien –como una paradoja del destino tragicómico (si
no fuera por lo grave y luctuoso de lo ocurrido en la mañana de ayer)- Oyarbide
acaba de dictarle la impunidad casi total al desechar los mails y los
documentos que lo condenaban, a la vez que la Sala I de la Cámara
Federal
desprocesa a Cirigliano –el corrompedor- por considerar que la causa ha
prescripto para el empresario, a lo que el Fiscal Moldes califico como una “tramoya”.
No existieron en verdad explicaciones oficiales sino
apenas “conjeturas” de los
funcionarios responsables directos del área quienes no se “sometieron al juego de las preguntas y respuestas”, que según
ellos pretendían los periodistas, pretensiones que se hallaban implícitas en el
juego democrático de aclarar los interrogantes que se planteaba una sociedad atónita
ante semejante tragedia y desastre en plena Ciudad de Buenos Aires, aquellos
interrogantes eran y son un peligro si “desnudan
las incertezas” que provocan la catarata de desmanejos, inoperancias, falta
de controles, actos de corrupción y complicidades entre los sectores
empresarios afines al kirchnerismo y el funcionariado de ese tinte político.
Siempre que existe una tragedia en el sector transporte, y cualquiera sea su
magnitud –la de ayer fue tremenda- “hay y
existe una responsabilidad directa del Estado” y en consecuencia del
Gobierno Nacional.
¿Qué es un accidente? Un “accidente” es un hecho o
suceso eventual del que involuntariamente resulta daño para las personas o
cosas –dice el diccionario de la Real Academia Española-, por lo que los dichos de los funcionarios
y los de la propia CFK faltan a la verdad, ya que no fue “un accidente” sino, por el contrario, una tragedia permanentemente
denunciada y anunciada por los medios, los pasajeros, los sindicalistas y hasta
por algunos políticos que hablaban de “inacción
del Estado” para procurar reducir al mínimo el riesgo de que esto se
produzca, obligando a los concesionarios a invertir y a mejorar su prestación.
Solo mirando lo que ahora intentan tapar Oyarbide, Ballesteros, Freiler y
Farah, se puede saber por que no se hace lo que se debe hacer, mientras se
pagan gigantescos subsidios que se esconden detrás de no tocar las tarifas de
los ferrocarriles, los colectivos, la luz, el gas y el agua.
El sistema ferroviario –el de pasajeros y el de
cargas- se encuentran desde hace ya casi veinte años en estado de coma
terminal, pero en este ultimo decenio el mismo empeoro aun mucho mas y lo fue
en grado supino el sistema ferroviario de pasajeros suburbanos y los de media y
larga distancia aun corriendo o intentando hacerlo, pues muchos de los
servicios que los funcionarios y la presidente anuncian no logran ni siquiera
cumplir con los viajes iniciales anunciados a toda pompa. El pueblo –los
usuarios- viajan en condiciones de inseguridad, hacinados y al arbitrio de la
suerte y la voluntad divina, los trenes son desde la privatización menemista
una verdadera vergüenza, que ha empeorado notoriamente durante estos últimos
siete años, y los pasajeros están condenados porque la enorme mayoría de las
cosas de su vida dependen del tren.
¡Lo realmente grave de la tragedia es que estaba
plenamente anunciada, solo los funcionarios no querían verla!
Este es el “Cromañón
de Cristina”, pues como dijéramos antes lleva acumulados apenas en 14 meses
70 muertes y mas de 1.000 heridos ferroviarios, aunque eviten señalar sus
responsabilidades directas, e intenten compararlo con los sucesos similares de
España, Alemania o EEUU, la única verdad es la realidad y esta es
exclusivamente que tuvimos la suerte enorme de que el tren accidentado
estuviere corriendo en la semana de carnavales donde la cantidad de pasajeros -1.200 a 1.300- de la formación estaba muy lejana a
la de los meses normales de marzo a diciembre donde en ese horario el tren
Sarmiento transporta de 2.200 a 2.400 pasajeros. Intentar ahora descargar la
culpa en el maquinista (como se hiciera recientemente en el choque de trenes de
Pacifico) es intentar desmarcarse de la propia y total responsabilidad de la
tragedia provocada, y remarco esta no fue un “accidente”.
Repudio personalmente las declaraciones de Schiavi, De
Vido, Cirigliano y las de la propia Cristina pues solo dan cuenta de la
pasividad de un Gobierno y un empresariado que miden las tragedias con ojos
mercenarios y que saltean las responsabilidades concurrentes por el deterioro
de este como de otros tantos servicios –falta o cortes de suministro gasífero,
de naftas, eléctricos, etc.- todos ellos subsidiados con los aportes dinerarios
del pueblo argentino, dineros mal manejados y mal distribuidos, o simplemente
destinados al autoenriquecimiento de los personeros del régimen kirchnerista.
Exigir el total y exhaustivo esclarecimiento de las causas del siniestro y la
tragedia para conocer “la verdad” y
no la del oficialismo, sino la estricta verdad para sobre esta extremar los
controles y agotar los medios para volver a garantizar plenamente –y como en
épocas pasadas- la seguridad de los pasajeros, es el requerimiento que debe
primar en la sociedad argentina, hoy plenamente adormecida.
Un cúmulo de promesas incumplidas en una línea –como
en casi todas las restantes- con vías y vagones de mas de 50 años, que además
por falta de inversiones se dejaron de realizar obras fundamentales que hacen
al mínimo mantenimiento necesario para que el servicio ferroviario pueda dar
una minima seguridad al pasajero, y a los propios vecinos adyacentes al
recorrido del tren Sarmiento, quienes cuentan con un fallo de la Corte Suprema de Justicia que condena a TBA a reparar las
vías para detener el deterioro provocado por las vibraciones que el servicio
infiere a las propiedades lindantes con el mencionado tren. Fallo nunca acatado
por la concesionaria y que nunca preocupo a los funcionarios desde su dictado
por el supremo tribunal, que no exigieron el cumplimiento a la empresa ni la
sancionaron abandonando a los vecinos y ciudadanos a su propia suerte y
esfuerzo.
La Auditoria General de la Nación que preside Despouy, en su informe de 2008
ya advertía que TBA no cumplía con los planes de mantenimiento y seguridad
operativa: “no ha efectuado, en su
totalidad, la presentación de los Planes de Mantenimiento referidos al periodo
auditado, conforme a lo establecido contractualmente y a los lineamientos de control…
tampoco dio respuestas a los pedidos de aclaración y/o adicionales que se le efectúan
sobre la documentación entregada. Cada una de estas situaciones constituyen
riesgos que atentan directamentamente contra la seguridad de los usuarios del
servicio”. Trenes de Buenos Aires –TBA- opera desde mayo de 1995 los
servicios del Sarmiento y del Mitre, y en ambas líneas las tragedias no son una
cosa nueva o una novedad, sino que en ambas el mantenimiento es deplorable tal
como lo pueden testimoniar todos los usuarios de estos ramales, lo que nos
exculpan de otros comentarios.
Si se privatizaron los servicios con el fin de
modernizarlos y dotarlos de los últimos adelantos tecnológicos, estas han sido
un verdadero fiasco, pues lo único que se hizo fue despedir infinidad de
trabajadores, aislar pueblos del interior y enriquecer vilmente a sectores
concentrados del transporte en este caso, como a los de los otros servicios públicos
privatizados. Néstor prometió al inicio de su campaña en 2003 renacionalizar
los ferrocarriles pero como tantas otras promesas nunca fue cumplida y esta
tragedia que hoy enluta al pueblo argentino es una prueba palpable de todo lo que
debió hacerse y nunca se hizo. Ayer Aerolíneas y Austral, como las AFJP y las
concesiones viales y hoy los ferrocarriles son otro motivo de defraudación de
las expectativas populares producto del incumplimiento, la incapacidad o la
corrupción que abarca a la totalidad de la administración del régimen.
Buenos Aires, 23 de
Febrero de 2012.
Arq. José M.
García Rozado
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