Movimiento Cívico-Militar
CONDOR /
PDNI
Informa:
¿Es científico el ateísmo?
POR
DOMINGO SCHIAVONI
[19/11/2012]
En el mundo contemporáneo,
existe el ateísmo desde diversos fundamentos. Desde que hay religión, hay
ateísmo. El ateísmo es ancestral. Peca de reduccionismo histórico reducir
el ateísmo al marxismo.
Basta ver una lista de ateos famosos y se verá que los marxistas son una absoluta minoría. También puede ocurrir que existan ateos instruidos que enloquecen, se estupidizan y
terminan integrando el gran océano de descerebrados católicos…
Puede ser.
Basta ver una lista de ateos famosos y se verá que los marxistas son una absoluta minoría. También puede ocurrir que existan ateos instruidos que enloquecen, se estupidizan y
terminan integrando el gran océano de descerebrados católicos…
Puede ser.
Andrey
Kuraev hoy es un popular evangelizador en
Rusia. “Camarada, ayúdeme: mi hijo, licenciado en Ateísmo
Científico, quiere entrar en el seminario”.
El
contacto con los textos reales del Evangelio, la lectura de
Dostoievski y la realidad del mal llevaron a Andrey a la fe.
Las presiones de la KGB no le apartaron de su camino.
Andrey
Kuraev nació en 1963 en Moscú. Siendo niño, a principio
de los años 70, "yo soñaba con el comunismo", explica.
"Me lo imaginaba como una gran tienda llena de juguetes
donde uno podía tomar gratis cualquier cosa, sin dinero
y sin que los padres dijesen que no se lo podían permitir”.
Los padres de Andrey no eran creyentes. Tampoco eran especialmente militantes del ateísmo. Su padre era filósofo y trabajaba en el Presidium de la Academia de Ciencias. El niño creció con un gusto por la filosofía. En el colegio fue redactor de un periódico escolar llamado "El Ateo". A la hora de elegir carrera universitaria, se apunto a la licenciatura mas ideológica de todas: Teoría e Historia del Ateísmo Científico”. Y allí, en la licenciatura de ateísmo, por
Los padres de Andrey no eran creyentes. Tampoco eran especialmente militantes del ateísmo. Su padre era filósofo y trabajaba en el Presidium de la Academia de Ciencias. El niño creció con un gusto por la filosofía. En el colegio fue redactor de un periódico escolar llamado "El Ateo". A la hora de elegir carrera universitaria, se apunto a la licenciatura mas ideológica de todas: Teoría e Historia del Ateísmo Científico”. Y allí, en la licenciatura de ateísmo, por
primera
vez el joven Kuraev tomó contacto con los textos reales del
Evangelio.
En los libros soviéticos, con sus comentarios acerca de la historia del cristianismo, empezó a ver que la crítica materialista no cuajaba.
En los libros soviéticos, con sus comentarios acerca de la historia del cristianismo, empezó a ver que la crítica materialista no cuajaba.
“Muy
pronto me di cuenta de que en esos libros había mucha mentira, muchas
conjeturas y un sinfín de la más simple incompetencia. En mi época,
ninguno de los profesores conocía hebreo ni griego, pero eso no les impedí
hablar de una crítica científica a la Biblia. Eso me decepciono mucho”. De
esa decepción académica vino la decepción de lo práctico. La misma
atmósfera de la sociedad socialista de los años
‘80
le hacía mirar a la Iglesia.
El joven Andrey se dijo: “Si ves que tu querido Partido te miente en lo pequeño y en lo grande, quizás tampoco tiene razón en lo que él mismo proclama como la cuestión principal de la filosofía: ¿existe Dios? ¿Qué prevalece, la materia o la razón?”. (“Dostoievski y el diablo”). En 1981, con 18 años, Kuraev leyó “Los Hermanos Karamazov” de Dostoievski. Allí descubrió al demonio... y también a Cristo como
El joven Andrey se dijo: “Si ves que tu querido Partido te miente en lo pequeño y en lo grande, quizás tampoco tiene razón en lo que él mismo proclama como la cuestión principal de la filosofía: ¿existe Dios? ¿Qué prevalece, la materia o la razón?”. (“Dostoievski y el diablo”). En 1981, con 18 años, Kuraev leyó “Los Hermanos Karamazov” de Dostoievski. Allí descubrió al demonio... y también a Cristo como
Dios,
Creador, Salvador y Juez del día fina. “Entendí que las
tentaciones
ofrecidas por Satán a Cristo en el desierto fueron la elección más
extrema, exacta y global. Y por eso acepté la característica del demonio,
espíritu de sabiduría y maldad sobrehumanas.
Así
que primero admití la existencia del demonio. Y de allí, por lógica, si
Cristo pudo rechazar las tentaciones, también era de sabiduría
sobrehumana, pero también de bondad. Supe que Cristo era Salvador, y mi
sensación de vacío interior desapareció”.
Por esas fechas fue cuando Andrey colaboró con la KGB sin saberlo. "A nosotros, los estudiantes especializados en ateísmo, el director de cátedra nos dijo que el Comité de los Jóvenes Comunistas de Moscú estaba realizando una investigación sociológica sobre la religiosidad juvenil. Nos pedían hacer el trabajo de campo en forma de observación
Por esas fechas fue cuando Andrey colaboró con la KGB sin saberlo. "A nosotros, los estudiantes especializados en ateísmo, el director de cátedra nos dijo que el Comité de los Jóvenes Comunistas de Moscú estaba realizando una investigación sociológica sobre la religiosidad juvenil. Nos pedían hacer el trabajo de campo en forma de observación
directa:
visitar las iglesias moscovitas cada domingo y luego rellenar los
cuestionarios. Teníamos que indicar el nombre del sacerdote, el contenido
de su sermón (detallando si se dirigía específicamente a la juventud, si
citaba sólo la Biblia y a los Padres de la Iglesia o también a la prensa y
literatura contemporáneas, a qué llamaba al pueblo, etc.). También
teníamos que indicar, a ojo, el número de feligreses,
cuántos
jóvenes había y -si reconocíamos a alguien-, indicarlo, pero sin
especificar los nombres, lo que ya seria una delación abierta", explicó
años después Kuraev.
“Yo no era capaz ni de distinguir la lectura del Evangelio del sermón y cuando intenté preguntar a los feligreses, la gente me trató de mala gana. Preferían no dar ninguna información a un desconocido curioso.
“Yo no era capaz ni de distinguir la lectura del Evangelio del sermón y cuando intenté preguntar a los feligreses, la gente me trató de mala gana. Preferían no dar ninguna información a un desconocido curioso.
Los
sermones no me impresionaron. En ellos, al igual que en mis informes, no
había nada de política. Pero me dediqué a falsificar las cifras
descaradamente. Para chinchar al poder soviético, yo aumentaba el número
de feligreses, sobre todo jóvenes. Indiqué que los sacerdotes combinaban
perfectamente el conocimiento de la patrística con la cultura clásica y
contemporánea. Así creía que ayudaba a la Iglesia…
Pasado
un año, ya me di cuenta que era justo al revés. Que para el poder lo de
tener feligreses jóvenes en un templo era una señal para ir a aplicar sus
medidas de persuasión a los sacerdotes demasiado activos”.
Andrey decidió bautizarse, y lo hizo en el templo más lejano de su casa y de la universidad, para evitar que alguien le reconociera y denunciase. Si lo supieran en la universidad, ¡en la carrera de Ateísmo Científico!, le expulsarían y sus padres tendrían problemas. Eso le asustaba. Pero en la ceremonia, mientras se bendecía el agua bautismal, oyó "no con el oído sino con el corazón" unas palabras: “El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?”.
Andrey decidió bautizarse, y lo hizo en el templo más lejano de su casa y de la universidad, para evitar que alguien le reconociera y denunciase. Si lo supieran en la universidad, ¡en la carrera de Ateísmo Científico!, le expulsarían y sus padres tendrían problemas. Eso le asustaba. Pero en la ceremonia, mientras se bendecía el agua bautismal, oyó "no con el oído sino con el corazón" unas palabras: “El Señor es mi luz y mi salvación, ¿a quién temeré?”.
Y
dejó de temblar. Al salir del bautizo, fue directamente a la universidad,
llego a la tercera clase del día. Era un curso de “Incompatibilidad de la
ciencia natural contemporánea y la religión”.
El
profesor recitaba con una voz monótona su charla para un grupito de
estudiantes. Andrey no podía controlar su sonrisa de felicidad.
Como
a los enamorados, se le notaba en la cara. Al final el profesor no pudo
mas: “Kuraev, ¿a qué se debe su risa durante la clase?”.
Andrey
imaginó que le contaba la causa de su alegría, su bautizo clandestino, se
imaginó la reacción del profesor y por poco estalló en carcajadas.
Cuando
te pillan tus padres... Para poder ir a la iglesia, les
decía a sus padres que iba a la discoteca. Comprendía que
la verdad les sería dolorosa porque sabían mejor que su
hijo cómo su conversión iría a destrozar su carrera. Los padres
lo supieron todo por sorpresa. Un día regresaron a casa
demasiado temprano y encontraron un librito de oraciones y
un par de iconos de papel que Andrey no tuvo tiempo para esconder.
Hubo lágrimas, explicaciones. Lo que preocupaba de verdad
a los padres era el futuro laboral de su hijo. Al ver que
no pretendía dejar la universidad para irse al desierto, se
tranquilizaron. Y, de hecho, un par de días después, su padre
le dijo a Andrey: “¿Sabes?, a fin de cuentas estoy contento de que te
hayas bautizado… Ahora tienes en tus manos la llave de toda la cultura
europea”.
El
joven Kuraev terminó su tesis de fin de carrera, pensando que
nadie se la leería detenidamente. Parece que se dejó llevar demasiado. Su
director académico le llamó y le regañó: “En vez de una tesis de ateísmo
científico ¡ésto parece un tratado carismático!”.
El
estudiante replicó: “Pero ya no tendré tiempo para reescribirlo, ¡ahora no
puedo! Con la Semana Santa… ¡ups...!" Había hablado demasiado. Pero el
profesor no movió ni una ceja: “Yo a su edad tenía tiempo para todo: ¡para
el diploma y para el templo!”.
Pasados dos años, Andrey anunció a sus padres su deseo de ingresar en el seminario . Más lagrimas. Entonces, los padres quisieron llevar a su hijo a hablar con su maestro de literatura, alguien muy respetado y querido por Andrey. Y así, después de algo de conversación intrascendente, la madre le dijo: “¿Sabe usted?, tenemos un problema.
Pasados dos años, Andrey anunció a sus padres su deseo de ingresar en el seminario . Más lagrimas. Entonces, los padres quisieron llevar a su hijo a hablar con su maestro de literatura, alguien muy respetado y querido por Andrey. Y así, después de algo de conversación intrascendente, la madre le dijo: “¿Sabe usted?, tenemos un problema.
Andrey
quiere ingresar en el seminario. ¿Qué le puede aconsejar?”.
El
profesor estuvo un rato pensativo. “¿Qué te puedo decir, Andrey?",
respondió al fin. "¡Que Dios te ayude a hacer aquello con que yo he soñado
toda mi vida y no me he atrevido a hacer!”.
Hoy, el protodiácono ortodoxo Andrey Kuraev es el personaje más joven que figura en el "Diccionario de filosofía rusa de los siglos XIX-XX".
Hoy, el protodiácono ortodoxo Andrey Kuraev es el personaje más joven que figura en el "Diccionario de filosofía rusa de los siglos XIX-XX".
Y
fue el más joven (a los 35 años) profesor de Teología Ortodoxa en la
historia de Rusia. Y él aún no se considera teólogo, pero sí un periodista
ortodoxo y misionero. Es autor de varios libros y centenares de
publicaciones de carácter divulgativo. Participa en programas de
televisión y radio. Da charlas, conferencias y cursos por toda la
geografía
rusa
y su portal de misión ortodoxa en Internet reúne hasta 1.700 personas
simultáneamente, y es toda una referencia para la evangelización en el
país.
No está mal para un licenciado en Ateísmo Científico. ¿Y qué fue del niño que soñaba con el comunismo y su abundancia? "Ya no busco soldaditos de plomo. Pero respecto a lo que de verdad necesito hoy, sí, mi sueño comunista se ha cumplido". “¿Y en vez de soldaditos?”… "Unos regalos extraordinarios:
No está mal para un licenciado en Ateísmo Científico. ¿Y qué fue del niño que soñaba con el comunismo y su abundancia? "Ya no busco soldaditos de plomo. Pero respecto a lo que de verdad necesito hoy, sí, mi sueño comunista se ha cumplido". “¿Y en vez de soldaditos?”… "Unos regalos extraordinarios:
el
don de la oración, del amor, sabiduría, pureza. Dios te los ofrece gratis.
Sólo tienes que tomarlos”.
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