INDEFENSOS
SIN SOLDADOS EN LOS CUARTELES; SIN PILOTOS EN EL ESPACIO AÉREO; SIN MARINOS EN EL OCÉANO; SIN PREFECTOS EN LAS COSTAS; SIN GENDARMES EN LAS FRONTERAS.; SIN POLICÍAS EN LAS CALLES.
Sin Parlamento, y
sin Justicia. Con cientos de miles de asesinos, chorros, y vagos
consuetudinarios, la Argentina se ha convertido en un simple territorio,
poblado por casi cuarenta millones de almas en pena que asistimos a la muerte
de la República a manos del terrorismo internacional y local, vestido
ridículamente de Democracia.
Los gravísimos
delitos de Lesa Patria y el enriquecimiento ilícito, patrimonio de gran parte
de los funcionarios públicos, completan el desguace tradicional más feroz del
que haya sido víctima esa madre que nos parió, denominada Argentina. No nos
reconocemos…no nos reconocen, o tal vez hayamos comenzado a mostrar la
verdadera cara que nos emparenta con lo más podrido y siniestro del planeta.
En el más extremo
estado de indefensión exterior e interior, lo que queda de la gente, está a
punto de ser consumida por la enorme y deleznable máquina de la voracidad
insaciable. La espiritualidad y materialidad del ser humano, en definitiva,
asiste a la previa del gran funeral; aguardando la llegada de La Noche de los
Muertos Vivos, título éste robado a una recordada película, de zombies y
menesterosos.
Se trata de un
final previsible. Se trata de un documental real y contemporáneo donde sobra
violencia, y falta suspenso. El suspenso es aquello que mantiene la
expectativa sobre una resolución, o el estado de tensión en una determinada
situación. El suspenso, en nuestro caso no existe; sí en cambio, ese final
preanunciado.
Ricardo Jorge
Pareja
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