“Nuestro sí ha de ser vivir como Cristo en la fidelidad al Padre” Dios ha elegido al hombre para hacerlo partícipe de su misma vida. En esto consiste el proyecto de Dios sobre el mundo y sobre cada uno de nosotros y lo mantiene a pesar de nuestras infidelidades, porque el sí de Dios no se transforma en no, sino que siempre es un sí que permanece. Precisamente nos dice san Pablo (2 Cor. 1, 18-22) hoy, que las promesas de Dios “encuentran su sí en Jesús” y, su presencia entre nosotros manifiesta su voluntad de transmitirnos su misma vida. Sí de Dios que se mantiene a través del tiempo a pesar de la infidelidad del mismo hombre. Esta condición cambiante del corazón humano que hoy es sí, mañana no, la proclama el mismo profeta Isaías cuando dice “porque tú no me has invocado Jacob, porque te cansaste de mí, Israel, me has abrumado en cambio con tus pecados, me has cansado con tus iniquidades”. Como recordaba san Pablo, la persona de Cristo es un continuo sí a la vo...
Comentarios