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La causa Malvinas es una causa NACIONAL y no NEGOCIABLE

No existe el “derecho” a la autodeterminación kelper. La causa Malvinas es una causa nacional y no negociable

febrero 29, 2012
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El escrito del grupo de argentinos sugiriendo incluir a los habitantes de las Islas Malvinas como “sujetos de derecho” invocando extraña y equivocadamente la disposición transitoria primera de nuestra Constitución Nacional -mal reformada en 1994 por infinitas causas que hoy no tratare- es una afrenta a la inteligencia y el sentimiento nacional del pueblo argentino, y de los héroes y mártires caídos en defensa de ese territorio nacional y no una “agitación nacionalista”.
Creo firmemente que los habitantes de las Islas Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur son ciudadanos argentinos viviendo en un territorio ilegalmente usurpado por una potencia colonial hace ya muchos años, pero que este, no es motivo alguno para que se les reconozca una identidad nacional diferente -lograda tras la derrota militar argentina de 1982, ya que antes no les era reconocida dicha ciudadanía por la Gran Bretaña- a la que por historia, tradición y pertenencia legitima y legal les corresponde.
Como tal, permitirles a dichos ciudadanos expresarse respecto de a que nación prefieren pertenecer es de una tontera e infantilismo increíble de ser expresado por argentinos intelectuales y capaces, salvo que existan otras consideraciones no expresadas en su carta. Pues sería como aceptar que los habitantes de San Luis, o Córdoba pudieren elegir libremente a que país pertenecer, y en base a dicho parecer separase e independizarse de la Argentina.
Que hayan pasado exactamente 179 años del despojo territorial, o que una Junta Militar “sediciosa y golpista” hayan cambiado el estatus que estas islas argentinas tenían tal como lo expresara la ONU en 1965 al incluirlas dentro de las incumbencias del “Comité de Descolonización”, no hace a la realidad histórica, sentimental y jurídica de dichos archipiélagos australes; y es mucho menos aceptable que este grupo de personas nacidas en nuestra Patria acepten y coincidan con la postura de una potencia imperial usurpadora y pirata por naturaleza.
Quienes tanto bregaron por la desintegración de la Patria Grande que soñaran Belgrano y Miranda, y por la desarticulación de todos y cada uno de los intentos de reunión continental, o que impulsaron permanentemente a los traidores de adentro para desintegrar el territorio del ex virreinato del Río de la Plata y de las Provincias Unidas, no pueden ser coincidentes en el pensamiento con los argentinos de bien; por lo cual aceptar (aunque sea de buena fe) la postura británica es ya de por sí una verdadera ignominia impropia de cualquier argentino bien nacido.
Argentina no debe prestarse a la teatralización de la cuestión Malvinas como lo viene realizando desde la guerra misma de 1982 por parte de las diversas autoridades de turno, empezando por la dictadura sediciosa y genocida, pasando por el gobierno democrático alfonsinista que poco y nada realizo en pos de lograr un serio avance en nuestra postura recuperatoria, hasta llegar a los infantilismos de la “seducción” del menemato, o la dejadez del aliancismo delarruista, por no querer abordar la estupidez de la actual ridiculez de mandar al impresentable canciller a denunciar una militarización que proviene desde la misma guerra perdida en 1982.
Es verdaderamente inconcebible que seres que se dicen, o piensan inteligentes, puedan llegar a pensar semejante barbaridad o simple y ramplona tontera, solo parangonable con el infantilismo cristinista de creer en que teatralizando la cuestión profunda y seria de la “Causa Malvinas” va a poder convencer a los argentinos despiertos y no adormecidos por el sentimiento falaz de opulencia ficticia, de que lo hace por un verdadero sentimiento patriótico y no por arteros objetivos de distracción popular. Como expresara recientemente: “las Islas Malvinas siempre han sido un atajo tentador para los gobernantes en problemas tanto de la argentina como de la Gran Bretaña”.
Aquella guerra a la que nos condujeran trasnochados militares, no fue una “aventura militar” condenable como ellos dicen, fue una excusa necesaria para tapar con la mano el sol de un régimen que se debatía entre la impopularidad más atroz y una economía que los atenazaba, pero la “reconquista malvinera fue un verdadero sentimiento popular de soberanía recuperado”, bastardeado por una caterva de ignominiosos y traidores jerarcas militares. Luego la incompetencia diplomática hizo el resto, cuando debimos retirarnos y llamar a las Naciones Unidas a hacerse cargo de los territorios recuperados, nosotros le antepusimos el infantilismo de creer que EEUU nos iba a respaldar frente al Imperio decadente pero socio de ellos.
Salvo América Latina, con alguna excepción, y las naciones del tercer mundo el resto de Europa y Asia se unieron a las sanciones económicas y militares aplicadas por EEUU y la Gran Bretaña a nuestra Patria. Acabamos de conocer el aporte de Libia e Israel, que se suman al de Perú en armamento, así como el apoyo no aceptado de parte de la ex URSS respecto de lo mismo, y algún día terminaremos seriamente de conocer la verdadera historia. Lo cierto y real es que quedamos notoriamente en inferioridad de condiciones y por lo tanto triunfo Gran Bretaña y los intereses económicos mundiales, los mismos que hoy depredan el mar austral y explotaran los recursos naturales de este y de la Antártida en el futuro no muy lejano.
Cipayos y traidores existen desde la misma Independencia nacional, por lo cual no deben extrañarnos ciertas apreciaciones poco felices o vergonzantemente antinacionales, pero Argentina no debe ni puede renunciar por ningún motivo a sus legítimos derechos soberanos, Europa, EEUU y la misma Gran Bretaña están perdiendo poder por lo que lo que aun parece imposible puede llegar a materializarse más temprano que tarde. Debemos elaborar una Política de Estado para la recuperación de las Islas del Atlántico Sur y del futuro de la Antártida, y esta Política de Estado debe superar las antinomias políticas internas convirtiéndose en una obligación de toda la argentinidad, y así darle contenido al apoyo logrado de nuestros hermanos del MERCOSUR y la UNASUR.
Debemos abandonar la improvisación y la superficialidad, el drama colonial de Malvinas es que está estancado entre los arrebatos de la estrategia infantil y teatralizada de Argentina y la voluntad de una nación en decadencia; por lo que a los británicos les importa muy poco los kelpers, lo que les importa es la posibilidad económica que se les abre con la explotación petrolera y gasífera, acechando al unísono el enclave colonial antártico, enorme fuente de recursos y la mayor reserva de agua potable del planeta. Cameron sueña con ponerse la peluca de Margaret Thatcher y reiniciar el camino de aquella utilizando cualquier recurso que considere valido para recomponer su desgastada figura y atar una vez más con alambre el imperio.
“Broken Britain” -la Gran Bretaña rota- en decadencia es peligrosa, los informes de UNICEF de 2007 ubican a los niños británicos en el último lugar de los países desarrollados, en el ítem “bienestar subjetivo”, o sea familia y relaciones interpersonales, pero fundamentalmente en “riesgos conductuales” lo que incluye acoso escolar, consumo de drogas y alcohol, el otrora poderoso “taller del mundo” trastoco en una sociedad cohesionada y solidaria, que “revolución conservadora mediante” ha aumentado a niveles casi desconocidos la brecha entre ricos y pobres, donde la industria fue sustituida por las finanzas y la especulación gobernada por la codicia.
¡Decadencia moral, sólo comparable con la del régimen cristinita actual!
La pérdida de influencia de la Gran Bretaña en el mundo globalizado se puso de manifiesto durante la actual crisis de la eurozona, pero no debemos subestimarlos, menos aun cuando podrían estar tentados a montar una provocación que desvíe la atención de su difícil realidad, algo muy similar a lo que intenta infantilmente y de forma mamarrachesca el régimen kirchnerista tardío del cristinismo. Para enfrentar ambas posibilidades trasnochadas se requiere: 1º Que Argentina en cada Asamblea General de ONU proponga “instar a las partes -Gran Bretaña y Argentina (con exclusividad)- a discutir el futuro de las islas en todos sus aspectos”, teniendo la ventaja de que ya cuenta con el apoyo y la aprobación apabullante de la casi totalidad de las naciones del globo; 2º Instruir y capacitar a los embajadores argentinos para que organicen lobbies y reuniones o actividades alusivas a la cuestión de la soberanía malvinense argentina, en forma permanente y continua con el objetivo único y final de mantenerla viva; 3º Que los parlamentarios del Parlamento Latinoamericano y la Unión Interplanetaria Mundial reciban idénticas propuestas permanentemente; 4º Elaborar una agenda política de los países del MERCOSUR y la UNASUR que incluya el tema cotidianamente; 5º Invitar a legisladores y académicos estadounidenses y británicos a visitar nuestro país para discutir y clarificar la cuestión con pares argentinos; 6º Incluir a la Iglesia y a las organizaciones sindicales mundiales (OIT, etc.) en la suma de los reclamos globales sobre la cuestión.
Sólo la acción coordinada, constante y tenaz dará oportunidad a la paz y la reconquista de nuestros territorios, sin atentar contra los habitantes argentinos de aquí y de las islas y hasta a los del Reino Unido; otra cosa es teatralización o alta traición a la Patria y a la sangre injustamente derramada por nuestros héroes y mártires.
Arq. José M. García Rozado


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