Coronel Seineldín: le
debo obediencia a los valores permanentes de la Nación
A continuación reproducimos
el alegato final que rindió el Acoronel Mohamed Alí Seineldín
ante la Cámara Federal de Apelaciones de la Capital Federal de
la Argentina, el 7 de agosto de 1991
Hoy me presento ante esta Excelentísima
Cámara para exponer sobre los hechos del 3 de diciembre [de 1990]
de los cuales soy el comandante y el único responsable. Esta
exposición ante vosotros abarcará cuatro puntos: primero, una
introducción; segundo, los antecedentes políticos que motivaran
el pronunciamiento del 3 de diciembre; tercero, los antecedentes
militares de los cuatro pronunciamientos; y quinto,
consideraciones generales. Como introducción le expreso a la
Honorable Cámara que voy a hacer algunas aclaraciones para
evitar equívocos y malas interpretaciones. Mi designación es de
Coronel de la Nación, es decir, que aparte de las facultades que
me impone el Ejército, la nación, a través del Congreso, me
impone facultades correspondientes a la misma, me obliga a
conocer toda la problemática nacional, toda la política
nacional. Por supuesto que esta política se refiere a la política
mayor, a la establecida en la Constitución, la ley y sus
principios, y no a la política partidista, de la cual jamás he
participado y jamás he votado en mi vida; por una simple razón,
de que yo le debo obediencia y subordinación a los valores
permanentes de la Nación, que es la nación argentina, la
Constitución y sus leyes, y no a los partidos, que los respeto
pero no pertenecen al orden permanente. Mi grado también, Su Señoría,
me impone hablar con claridad, y dada la responsabilidad que se
ha tratado en esta Cámara, que es la indefensión y la corrupción
que existe en la nación argentina, me obliga a utilizarlo para
hablar con claridad ante vosotros.
La misión de las Fuerzas Armadas
Dicen nuestros reglamentos
respecto al Ejército, las Fuerzas Armadas, que es una de las
instituciones fundamentales de la nación, es el brazo armado de
la patria y su misión es salvaguardar los más altos intereses
de la nación. En esto impone salvaguardar el honor de la nación,
su territorio y la Constitución y sus leyes. Más adelante
explica y expresa perfectamente que debe existir una férrea
disciplina en los cuadros y la tropa, para cumplir esta misión.
De los testimonios surgidos en esta Honorable Cámara hemos
podido comprobar que la institución hoy no es el brazo armado de
la patria; no es considerada una de las instituciones
fundamentales de la nación; y tampoco está en condiciones de
salvaguardar los más altos intereses. En mi persona, como en
muchos soldados, se produjo un choque duro entre el deber de la
obediencia y la voz de la conciencia, privando esto último. Y
mucho más porque se nos cerró la razón, como ustedes habéis
escuchado a todos los participantes del pronunciamiento, que les
agradecieron que los hayan escuchado. La razón se cerró. En
otro aspecto, he de explicarle, Su Excelencia, que jamás
participé de una intervención militar, jamás. Pero esto no
quitó que yo estudiara toda la problemática política de las
intervenciones militares, por una simple circunstancia: que el
poder militar o la fuerza militar, que es el orden permanente,
está atado al poder civil y corre su misma suerte. Cuando me
refiera o hable del Ejército en especial, pero incluyo en ello a
la Marina, a la Fuerza Aérea, a la Gendarmería, a la Prefectura
Naval Argentina, a las policías y a la Penitenciaría Nacional y
Provincial, porque todas ellas forman parte de un conjunto que
hace a la Defensa Nacional. Por momentos me referiré a la Fuerza
de Defensa Nacional.
Antecedentes de los
pronunciamientos militares
Para encontrar los motivos de
estos pronunciamientos voy a tomar como base la división de la
historia política de la patria en seis períodos: el período
del nacionalismo, desde 1816 hasta 1853, 37 años
aproximadamente; el período del liberalismo, desde 1853 hasta
1880; el período del conservadurismo, que va desde 1880 hasta
1916; el período del radicalismo, desde 1916 hasta 1945; el período
del justicialismo, de 1945 a 1976; y por último, el sexto período
de la patria, en dos siglos, que va desde 1976 hasta el 2000
aproximadamente. He de expresarle que en estos primeros cinco períodos
la nación argentina se manejó con un proyecto nacional. En
todos los períodos se respetó la Argentina tradicional e histórica,
inclusive en las intervenciones militares. La economía era una
economía de producción y desarrollo y estaba subordinada a la
política, y las Fuerzas de Defensa Nacionales participaban con
un doble esfuerzo: un esfuerzo a la seguridad y defensa y, el
segundo, al desarrollo del país. Esto era lo que eran los cinco
períodos; pero voy ahora a indagar en dónde están las
verdaderas causas, que es en el período en desarrollo, que va
desde 1976 hasta nuestros días, y para un análisis exhaustivo,
lo voy a dividir en tres fases: la fase del Proceso de
Reorganización Nacional, la fase del gobierno de Alfonsín y la
fase del gobierno del doctor Menem. Debemos tener en cuenta que a
partir de 1976, el mundo se divide de acuerdo a la Nueva Yalta,
donde las potencias dividen el mundo, quedando nosotros bajo la
hegemonía del imperialismo anglosajón. A partir de este momento
va a haber una carrera desenfrenada por parte de los
imperialismos para dominar a sus sirvientes y se va a producir un
cambio importante donde la economía de producción que teníamos
en las cinco fases anteriores va a ser reemplazada por una economía
de especulación, de especulación financiera, lo que va a
acelerar prontamente la dependencia. Además, las decisiones políticas
van a ser subordinadas a las decisiones económicas. Esta es la
maniobra generada en el día de hoy. Pero también, va a haber
otra maniobra importante, va a haber una maniobra de agresión a
los sustentos de la nación argentina, tradicional e histórica.
Se va a destacar una acción de erosión contra los factores
naturales que sostienen la nación argentina, la Iglesia, como
fuerza espiritual; la dirigencia Política, como fuerza de
conducción nacional; los gremios, como fuerza social; la empresa
pequeña y mediana y la empresa industrial, como fuerza económica;
y por supuesto las Fuerzas Armadas, de seguridad y policiales
como fuerzas que hacen al desarrollo y a la defensa de la nación
argentina. ¿Por qué? Por una sencilla circunstancia: que todas
estas fuerzas naturales de la nación argentina se apoyan en la
doctrina del desarrollo espiritual y físico de la sociedad y del
hombre; todo eso será demolido para darle entrada al otro nuevo
sistema que corresponde al nuevo orden.
Los tres períodos despúes de
1976
Voy a tomar entonces, para ir a
una segunda explicación, los tres períodos, el período del
proceso de Reorganización Nacional, el período del doctor
Alfonsín y el período de Menem. Desde los centros financieros
internacionales, responsables de realizar el cambio de sistema, -del
de producción que teníamos al de especulación- se van a
desarrollar las siguientes maniobras: primero se va a financiar
el terrorismo. Ninguna guerra se realiza sin dinero. Habían
ideas marxistas en las cabezas de los jóvenes argentinos, pero
muchos dólares en los bolsillos. Inmediatamente, se impulsa a
las Fuerzas Armadas a que retuercen a la policía porque eran
sobrepasadas por una acción intensa del terrorismo. Mientras
esto se realizaba, se entusiasma a las Fuerzas Armadas para que
tomen el poder, y así se hace. Yo esta etapa la he vivido
perfectamente y debo poner de manifiesto ante Su Excelencia que
en esa oportunidad, con algunos jefes que acá me acompañan,
realicé el primer pronunciamiento en la Escuela de infantería
en el año 76, para evitar la ruptura del orden constitucional,
porque sabíamos que íbamos derecho a un "cerco político"
y a una trampa. Por supuesto, inmediatamente ya se nos colocó en
una lista, pases, castigos etc... Se desarrolló la lucha contra
el terrorismo y al mismo tiempo, hemos observado, que de los
mismos centros financieros internacionales se desataba la
maniobra de los derechos humanos, que ya preparaban para la
segunda fase del gobierno de Alfonsín. O sea que el éxito táctico
obtenido en la lucha contra el terrorismo se va a revertir en el
futuro en una derrota política. Al mismo tiempo y a caballo de
estos problemas, inmediatamente se incentivo un problema con
Chile. Ahí todos comprendimos que las Fuerzas Armadas habían caído
en la trampa. Posteriormente aparece un hecho inusual,
imprevisto, que es la recuperación de las islas Malvinas donde,
se pretende, aún no sabemos claramente, el salir del cerco, o
fue una trampa, pero se apuntó perfectamente. Sí estoy seguro,
en la dirección que debíamos ir, porque desde Gran Bretaña es
de donde salen todas las maniobras sobre nuestro país. El
gobierno militar no supo resolver la crisis planteada por casi
dos guerras y media. Una contra el terrorismo, la segunda en
Malvinas y la tercera casi al borde de la guerra con Chile y quedó
sumido en una crisis terminal. Acá debo expresar a la Honorable
Cámara, que se gestan los pronunciamientos militares en el
momento en que el gobierno militar se iniciaba. Ahí se
manifiesta; fue la primera manifestación que con toda mi gran
modestia la hice yo, personalmente, con un grupo de jefes. Y se
gestan al final del gobierno militar; se unen; se gestan; se
integran. El gobierno militar ya preparó la entrega al gobierno
de Alfonsín; la entrega al gobierno de Alfonsín se prepara en
el mismo gobierno militar. De esto soy testigo y tengo todas las
pruebas correspondientes. Volví a presentarme a mis jefes para
expresarles que acá iba a haber un error muy grande: las Fuerzas
Armadas iban a ser deshechas. Se me prometió que no, que esto se
iba a arreglar, que los políticos decían una cosa y después
hacían otra. Yo les expliqué que el doctor Alfonsín era un
agente de la Segunda Internacional Roja; entonces, que allí los
que venían de ese lugar no andaban con juegos, pero no se escuchó.
Atacan a las instituciones
Y comienza, durante el gobierno de
la etapa del doctor Alfonsin, el ataque contra la Iglesia, como
fuerza espiritual. Continúa su ataque contra la pequeña y
mediana empresa, la empresa industrial y los gremios, cuestión,
reitero, que durante el Proceso también se realizó. También
realizó esto, o sea, que venían demoliendo la Argentina
tradicional. Pero la maniobra más importante que el doctor
Alfonsín realiza fue una maniobra de desculturalización,
utilizando las técnicas gramscianas, lo que provoca una
desorientación en todo el pueblo argentino, tratando de
reemplazar los valores tradicionales por los valores nuevos, o
llamémoslos los "antivalores". Pero donde el doctor
Alfonsín desata una cruenta acción es sobre las Fuerzas Armadas.
El plan del doctor Alfonsín era el siguiente y lo voy a exponer
por circunstancias de que esto es importante. Establece dos
objetivos intermedios y uno final. El primer objetivo intermedio
coincidía con la referencia histórica que establecen los
reglamentos, institución fundamental de la nación, institución
fundante y fundamental; ahí había que crear o realizar el
primer ataque. El segundo, como brazo armado de la patria y el
final, salvaguarda de los más altos intereses de la nación. ¿Cómo
encara el ataque al primer objetivo que es institución
fundamental de la patria? Con los juicios. Enjuiciando a las
Fuerzas Armadas, de seguridad y policiales y desmalvinizando.
Deseo aclararle a Su Señoría que esta desmalvinización no se
inicia acá; esta venía con el Proceso. Por eso tienen conexidad
las tres fases de este período. ¿Qué se produjo como reacción
a este enjuiciamiento a las Fuerzas Armadas, no a los comandantes
por haber roto el orden constitucional, sino por los derechos
humanos? Se producen las reacciones de Semana Santa, de Monte
Caseros y Aeroparque. A una acción se le antepone una reacción.
Como brazo armado de la patria, inmediatamente, se espera, que se
consolide el primer objetivo y va al segundo en forma inmediata,
que es como brazo armado de la patria y elimina las hipótesis de
conflicto. ¿Qué produce esta acción de las hipótesis de
conflicto? Simplemente la desmoralización y el deterioro del
material y personal de las Fuerzas Armadas y, sobre todo, la
desmoralización. Y yo la pude comprobar cuando llegué después
de cuatro años de cumplir una misión en Centroamérica. Me
sorprendió y apenó; me aterró ver el estado moral y material,
además de ver el estado de los mandos que verdaderamente me llamó
la atención. Cuando se realizaba esta segunda etapa,
inmediatamente se lanza al objetivo final, que es desplazar a las
instituciones como salvaguarda de los más altos intereses de la
nación, para debilitarlas. Este debilitamiento, indudablemente,
ya produjo una ruptura en la cadena de mandos, que es cuando un
subalterno le pierde respeto al superior, cuando ya no le tiene
confianza, como un hijo a un padre. Ahí se produce la ruptura de
la cadena de mandos. Y se peligraba entrar en la anarquía, por
circunstancias que los tenientes coroneles que habían realizado
las operaciones de Semana Santa, Monte Caseros y Villa Martelli
estaban detenidos. Quiere decir que prácticamente esa fuerza,
esa fuerza espiritual, como dijera el señor capitán Breide, ese
sentimiento queda en manos de capitanes, de sargentos y de
mayores y había un solo teniente coronel a cargo, que es el
teniente coronel Martínez Zubiria, quien a partir de ese momento
comienza a visitarme en Panamá y me expresa, en varias
oportunidades que concurrió -lamentablemente fallecido- el
teniente coronel Martínez Zubiria. Trabajando en todos estos
temas, murió después de una actividad relativa a todos estos
problemas que atañen a los pronunciamientos y me invitó a que
me tenga que hacer cargo para evitar la anarquía. Bueno, yo le
expreso que voy a concurrir pero como factor de unión, porque
aun el día de hoy no guardo el odio, ni tampoco difundo odio en
la gente a mis órdenes; porque los que tienen razón no pueden
odiar. Como Vuestra Excelencia ha podido comprobar a lo largo de
tantos testimonios, le dije, voy como factor de unión. Comienzo
a partir de ese momento a comunicarme con una serie de jefes,
entre los cuales estaba el general Cáceres, que en paz descanse,
para realizar el acto, acumular el mando en un jefe, e
inmediatamente entregarlo a un general. Vengo a realizar pactos.
Y realizo los pactos que los señores jueces han tenido la
oportunidad de escuchar. Dentro de ese pacto, establezco siete
cosas, siete aspectos. Uno: recuperar la institución como
institución fundamental de la patria. Pido dentro de ese pacto
la reivindicación de la lucha contra la subversión en el
terreno militar, porque hubo sacrificios; gente que combatió,
que peleó; la reivindicación de Malvinas y detener en gran
parte los medios de comunicación social, que ya esta guerra,
guerra psicopolítica, en la fase de Alfonsín, venía haciendo
estragos. En lo que respecta al brazo armado de la patria, le pedí
reestructuración de la Fuerza; le pedí presupuesto militar;
mejorar los sueldos y solucionar todos los problemas internos,
introduciendo a todo el personal, poniéndole un castigo y poniéndolo
en situación de trabajo dentro de la Fuerza. Yo pasaba a retiro
y me encargaba de calmar los ánimos y sancionar los problemas
internos. Por último, el pacto hablaba que el general Caridi
debió de retirarse por haber fracasado en la conducción de la
Fuerza y yo también retirarme. Cuando esto se estaba produciendo
armónicamente, desde el mismo gobierno se establece La Tablada.
La Tablada fue un montaje hecho por el propio gobierno para
anular el plan, porque les recuerdo a vosotros que en esa
oportunidad se hablaba de un pacto entre Lorenzo Miguel, que
forma parte de los gremios, y el doctor Menem, que venía con la
bandera de la revolución productiva; es decir, volver al sistema
de producción y desarrollo, una Fuerza Armada a disposición de
la Constitución y un proyecto nacional. Entonces sobre eso,
cuando vieron que se organizaba de nuevo el factor que había
costado demolerlo, se encargó La Tablada. Es decir, los ideólogos
que ya trabajaban en la segunda fase de Alfonsín le piden a los
que trabajaron en la primera fase, que es la guerrilla, que
realicen una acción psicológica, una acción militar, a efectos
de romper ese pacto. Hasta acá puedo expresarles que la etapa
del Proceso de Reorganización Nacional coincidió con la
presencia de la guerra de guerrillas, cuyo protagonista era el
guerrillero, su objetivo la destrucción de los cuerpos. Pero en
esta segunda etapa, que es la del gobierno de Alfonsín, cambió
la guerra de guerrillas a la guerra psicopolítica, donde el
protagonista es el ideólogo y su objetivo ya no eran los
cuerpos, sino las mentes. Finalizó el gobierno de Alfonsín con
una debilidad inmensa de la Iglesia y la proliferación de las
sectas; con un fracaso en la dirigencia política producto de los
errores, de los desvíos y fundamentalmente por la gran crisis,
por la gran corrupción dirigencial que tenía; debilitada la
pequeña y mediana empresa y, sobre todo, la industrial y, por
supuesto, igual que en el Proceso, comienza el endeudamiento, que
habíamos quedado que se va a instalar un sistema financiero de
especulación. Pero muy especialmente queda el pueblo argentino
en una desorientación total, por la forma como atentaron contra
las inteligencias nacionales. Vamos ahora a ver la etapa de Menem.
No voy a hablar en general, sino del problema militar
exclusivamente, porque prácticamente hoy se consolidan las
pautas establecidas por el doctor Alfonsín. Yo voy a expresar a
la Honorable Cámara, voy a hablar acá exclusivamente del
problema militar. No me voy a referir a la Defensa Nacional en
toda la nación argentina, porque es un concepto de la Segunda
Guerra Mundial -ya nación en Armas- que debe estar bajo este
concepto lo psicosocial, lo político, lo económico y lo militar.
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