
La Fuerza Aérea se quedará sin aviones de combate en dos años
Los caza A4-AR Fightinghawk, los únicos que tiene la fuerza, serán desprogramados por la falta de repuestos
Pese a que todavía no se reemplazaron los caza Mirage III, íconos de la
Guerra de Malvinas desprogramados en los últimos días del kirchnerismo
en el poder, el Gobierno ya analiza las distintas opciones del mercado
para sustituir los A4-AR Fightinghawk, los únicos aviones de combate que
le quedan a la Fuerza Aérea y que no serán dados de baja en 2022, como
se esperaba, sino en 2018, ya que además de ser viejos, casi no se
consiguen repuestos.
"Ante la próxima desprogramación del Sistema de Armas A4-AR esta fuerza
se encuentra estudiando distintos S.Arm. (s) cuyas características
permitirán introducir al personal en tecnología del siglo XXI a costos
razonables obrando como herramienta que facilite la transición hacia un
avión de 4ta generación", escribió el titular de la Fuerza Aérea,
brigadier mayor Enrique Amreim, en un cable enviado el 8 de junio al
ministro de Defensa, Julio Martínez, según una cita recogida por Ámbito Financiero.
La novedad fue confirmada por el jefe de Gabinete, Marcos Peña, quien
señaló: "Recibimos las Fuerzas Armadas en un estado muy malo en términos
de equipamiento y remuneración, después de muchos años de una política
errada. Y la Fuerza Aérea tiene una capacidad mínima y muy limitada en
materia de defensa aérea. En ese orden, el Ministerio de Defensa viene
trabajando en la evaluación de compra de aviones, es un tema que se
viene discutiendo con otros países".
Sin embargo, la situación es delicada por una cuestión temporal. "Para
adquirir nuevas aeronaves y que estén operativas se requiere de uno a
dos años entre las cuestiones administrativas y un proceso de
intercambio de tecnológico, de entrenamiento y de capacitación de los
técnicos. Es decir que en los próximos dos o tres meses se debería
ponerse el punto inicial para adquirir nuevos aviones", explicó a Infobae una fuente del Edificio Cóndor.
Los jet A4-AR Fightinghawk son naves de segunda mano compradas a los
Estados Unidos durante el gobierno de Carlos Menem y repotenciadas por
la firma Lockheed Martin, que estuvo a cargo de Fábrica Argentina de
Aviones (FAdeA) antes de que fuera reestatizada por el kirchnerismo. Si
bien se adquirieron más de treinta unidades, hoy sólo quedan siete por
una sumatoria de falta de repuestos y accidentes, el último de los más
recordados ocurrido el año pasado, cuando un avión chocó contra un
hangar y mató a un suboficial mecánico.
En la Fuerza Aérea están analizando distintas ofertas para su
reemplazo. La idea es armar una carpeta con diez propuestas y quedarse
con la mejor. Por ahora sólo hay dos en carpeta, el M-346 Master que
fabrica la italiana Alenia Aermacchi, y el KAI T.50 Golden Eagle, de la
surcoreana Korean Aerospace Industries.
El director nacional de Normalización y Certificación Técnica,
brigadier retirado Alberto Borsato, advirtió en otra nota citada por el
matutino porteño que esas dos piezas se podrían "pisar" con el IA 63
Pampa III construido por la FAdeA y que ya está volando, en plena etapa
de certificación. Son, según el memo, aviones de entrenamiento avanzado y
ataque ligero.
Un experto consultado por Infobae
consideró que por las prestaciones que tienen y los objetivos a
cumplir, las naves más aptas para reemplazar a los A4-AR Fightinghawk
son los Kfir de Israel, los Mirage 2000 o Mirage F-1, el F-16, el
Tornado o el AMX, entre otros modelos. Costarían en torno a los 30
millones de dólares cada uno.
Los aviones de combate son sólo un ejemplo de la pobre situación de
equipamiento de las Fuerzas Armadas, y de la Fuerza Aérea en este caso,
que también se ve reflejada en la falta de aviones de transporte.
También hay problemas a nivel adiestramiento, aunque por ahora se están
usando los Grob G-20 hechos en Alemania y ensamblados en Argentina que
se alquilan a FAdeA. Muchos aspirantes de la Fuerza Aérea ven demoradas
sus prácticas por falta de naves, algo que se repite en el Ejército y la
Marina, que ni siquiera tiene aviones de combate propios.
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