Ir al contenido principal


El jueves último, la Justicia ordenó que las fuerzas de seguridad desocuparan una planta de la multinacional Pepsico, tomada por un grupo minoritario de ex trabajadores conducidos por dirigentes de la izquierda dura. El viernes, Cristina Kirchner lanzó su campaña electoral en Mar del Plata con un discurso especulativamente moderado, aunque muy crítico del gobierno de Mauricio Macri. Ese mismo día, el juez Julián Ercolini llamó a indagatoria (antesala del procesamiento) a la jefa de los fiscales, la hiperkirchnerista Alejandra Gils Carbó, por presuntas corruptelas en la compra del edificio de su oficina. Pocos días antes, en los tribunales federales se analizó la posibilidad de pedir el desafuero del ex ministro Julio De Vido para que fuera detenido por las innumerables denuncias de corrupción que existen en su contra. Aunque el juez Luis Rodríguez decidió no hacerlo, la posible expulsión de De Vido como legislador se analizará esta semana en la Cámara de Diputados.
En un puñado de días quedaron expuestos los ejes principales de la campaña electoral que culminará en octubre: la indescriptible corrupción del gobierno kirchnerista, la política económica y social de Macri y la presencia protagónica de Cristina en las elecciones y, tal vez, en el después de las elecciones.

La síntesis no excluye a Sergio Massa, a Florencio Randazzo y al propio Gobierno (que también iniciaron sus campañas), pero éstos son protagonistas normales y previsibles del proceso electoral. El punto nodal de la campaña (digámoslo de una buena vez) es y será Cristina Kirchner. La ex presidenta expresa, como ningún otro dirigente opositor con posibilidades electorales, la corriente populista que en la primera década del siglo conquistó el poder en varios países de América latina. Podrá decirse que se le llama populismo a cualquier cosa (y, hasta cierto punto, hay razón en esa afirmación), pero, ¿qué es, si no populismo, el despilfarro de las reservas de un país para conformar la coyuntura, la confrontación de la sociedad con las instituciones y la conversión de un líder (o una líder) en una irrefutable deidad política? Cristina Kirchner es, por haber sido todo eso, un personaje aborrecido por inversores locales y extranjeros. Su regreso al primer plano de la política ya frenó muchas inversiones a la espera del resultado electoral.
¿Qué pasó con Cristina Kirchner? ¿Por qué su nombre sigue siendo importante después de que se conoció que lideró una banda delincuencial que perpetró la corrupción en el Estado en una dimensión nunca vista antes? ¿Resucitó acaso? ¿Es culpa del Gobierno? Las respuestas son más complicadas que un simple sí o no. La resucitación necesita de la muerte previa. Si se mira la historia de las encuestas desde que ella se fue, Cristina nunca estuvo muerta. Su popularidad a nivel nacional tocó en algún momento un piso del 25 por ciento, pero por lo general se mantuvo entre el 30 y el 35 por ciento. Cifra nada desdeñable para una política que gobernó o cogobernó durante 12 años y medio, sacudida desde que se fue del poder, además, por frecuentes noticias sobre las chapucerías inmorales de ella y de sus colaboradores. Ella, al revés de los otros peronistas, no perdió tiempo en colocarse como le jefa de la oposición al macrismo. Nunca le importaron tampoco los principios de gobernabilidad ni la estabilidad de Macri.

Si se realizara una elección presidencial en estos días, Cristina Kirchner sacaría sólo entre el 22 y el 24 por ciento de los votos nacionales. Resulta, sin embargo, que casi todos esos votos están en la tercera sección electoral de la provincia de Buenos Aires, la más multitudinaria y pobre del territorio bonaerense. Esa concentración eleva el nivel de votos posibles de la ex presidenta en la provincia. Y ella será en octubre candidata a senadora por la provincia de Buenos Aires, no a la presidencia de la Nación. Un triunfo de ella en la provincia no es descartable (ni mucho menos) porque el porcentaje que se necesitará de votos para ganar no será muy alto. Dividido el electorado entre los candidatos del Gobierno, Massa, Randazzo y la propia Cristina, un resultado por encima o por debajo del 35 por ciento de los votos podría marcar la victoria o el fracaso de cualquier candidato. Según todas las encuestas, sólo dos propuestas están cerca de ese número: la del Gobierno y la de Cristina.
Esa constatación explica que el Gobierno se haya dedicado a horadar a Massa. Conviene establecer primero quién hizo más por la permanencia de Cristina. Se ha insistido mucho en que fue el Gobierno el que eligió una crucial opción entre el cambio o el pasado (en síntesis, entre Macri o Cristina). Es probable, pero ¿qué hizo el peronismo para deshacerse de ella? ¿Qué hizo Massa, el peronista que en mejor situación electoral y popular estuvo para barrer con la ex presidenta? ¿No eran ellos, acaso, los principales interesados en regenerar el peronismo para recolocarlo como alternativa presidencial? El peronismo, en cualquiera de sus versiones, sabe que con Cristina tiene cerrado el camino de regreso a la presidencia. Ella tiene cerca del 60 por ciento de rechazo nacional; nunca pasaría por una segunda vuelta y, según las mediciones de hoy, no podría ganar en una primera ronda presidencial.

Digamos las cosas tal como son. Un triunfo de Cristina en la provincia de Buenos Aires, aunque fuere por un punto, frenaría en seco el programa político y económico de Macri. Al Presidente sólo le quedaría margen para maniobrar su permanencia en el Gobierno hasta cumplir su mandato en 2019. Ya le sería difícil a la administración macrista explicar un triunfo sobre Cristina por un punto. En rigor, necesita ganarle por tres o cuatro puntos para darles un contundente mensaje a la política y a la economía sobre el arraigo en la sociedad de los principios institucionales y económicos promovidos por el macrismo.
Con todo, el Gobierno no tiene forma de conquistar un solo voto cristinista. Los votos de Cristina son de Cristina. Es en el massismo donde el Gobierno puede cosechar los votos que necesita para esa decisiva victoria. Massa es un híbrido que no significa votar por Cristina, pero tampoco por Macri. A él se pueden ir votos cruciales que son anticristinistas y que están descontentos con Macri. El peronismo lo desplumó a Massa. Hoy tiene menos intendentes que Randazzo. Seis a cuatro a favor de Randazzo. La inmensa mayoría de los alcaldes se divide casi en partes iguales entre Cristina y Cambiemos.
¿Ninguna noticia sobre hechos de corrupción influirá en la elección de Cristina? Es probable que no. No es un fenómeno sólo argentino. El ex presidente Lula en Brasil y su partido, el PT, están siendo acusados y condenados por gravísimos hechos de corrupción. No obstante, Lula cuenta con la mayor intención de votos para las presidenciales de 2018. En los sectores insatisfechos de la sociedad (que los hay en Brasil y en la Argentina) prevalece la nostalgia de tiempos mejores, cuando los muy elevados precios de las materias primas permitieron los distintos grados de populismo. Esos precios ya no existen y las economías resultaron devastadas por aquellas experiencias, pero la nostalgia no reconoce las diferencias.
¿La corrupción quedará impune entonces? También de la próxima elección depende en gran medida, desgraciadamente, la futura actitud de la mayoría de los jueces. A sólo uno de ellos se lo escuchó decir que el país no tendría destino si Cristina Kirchner y Julio De Vido, las figuras más alegóricas de un tiempo en el que reinó el delito, lograran eludir la cárcel.

Comentarios

Entradas populares de este blog

UNA DEUDA QUE LONDRES NUNCA HONRÓ

Una deuda que Londres nunca honró febrero 10, 2012 By Moisés Resnick Brenner La presidente Cristina Fernández de Kirchner pidió con fuerza ante la Asamblea General de la ONU que se cumpla con alguna de las diez resoluciones sobre Malvinas, por no enumerar las 29 resoluciones del Comité de Descolonización, y agregó que, pese al interés argentino en el diálogo, el tiempo transcurre y se nos están sustrayendo ilícitamente recursos naturales en las islas por parte de Gran Bretaña, lo que nos obligará a romper acuerdos bilaterales firmados en 1999. Mientras el Comité de Descolonización vuelve a instar a las partes a negociar por Malvinas, los británicos no sólo incumplen esa disposición sino que su primer ministro, David Cameron, afirmó: “Punto final y final de la historia”; lo que llevó al gobierno argentino a denunciar un “aumento de la hostilidad británica” ante la ONU. Este rechazo inglés entronca, por lo abusivo, con el desconocimiento de sus compromisos fina...

Pacificación Nacional Definitiva

Pacificación Nacional Definitiva por una Nueva Década en Paz y para Siempre. lunes, 14 de agosto de 2017 DEJEMOS DE MIRAR PARA EL COSTADO… HAGÁMONOS CARGO Una vez más la historia se repite: la Familia Militar falta a la cita cuando se la convoca a ser solidaria con los camaradas que se encuentran detenidos como Presos Políticos . En las elecciones de ayer en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y en la provincia de Buenos Aires, se presentaron las Listas 262 y 298  llevaban precandidatos que ofrecían trabajar en dos temas que nos interesan (a algunos pocos): la libertad de las personas injustamente encarceladas por haber derrotado al terrorismo y el reconocimiento a las víctimas del terrorismo en la Argentina. Los pre candidatos solo necesitaban alcanzar el 1,5%, de sus respectivos padrones electorales, para tener la oportunidad de competir en las elecciones de octubre y lograron los magros resul...

Con Fe y coraje se hizo la Patria 1812 - 24 de Septiembre - 2012

lunes, 24 de septiembre de 2012 A doscientos años del milagro de Tucumán Con Fe y coraje se hizo la Patria 1812 - 24 de Septiembre - 2012  El Gral. Belgrano entrega su bastón de mando a la Virgen Al final del post, dos videos Cuando el 20 de Junio de 1811, en el Alto Perú y en el marco de la guerra civil que dividía al Imperio Español,  el ejercito realista del Gral. José Manuel Goyeneche, derrotó en la batalla de Huaqui al revolucionario comandado por Juan Ramón González Balcarce, negras sombras se abatieron sobre el proyecto independentista de las Provincias Unidas del Río de la Plata. El gobierno de Buenos Aires ordenó al Gral. Manuel Belgrano que, haciéndose cargo de los restos de aquel desastre, se dirigiera a la ciudad de Córdoba. Al pasar por San Salvador de Jujuy, se decidió seguir la política de tierra arrasada, iniciándose aquel triste episodio de nuestra historia conocido como el Éxodo Jujeño, por el cual toda una ciudad f...